Desovando margaritas
me fui a dar de lleno con la pradera de
tus ojos
sin semáforos ni esquinas
sin señales
en tu primavera, aquella vez
- y a pesar de haber perdido la fe en
lo que vendrá -
me dejé acariciar por tus pestañas
me reconocí en tus mareas
volví a mi corazón